"Creyente en Dios, no fanático; educador"

 

          

GRADO NOVENO

 

UNIDAD Nº 1

 

La Vid Verdadera

Introducción

Cuando Dios creó al hombre, lo hizo para que viviera eternamente y  en unas condiciones de óptima calidad de vida. No obstante el pecado causó  que el hombre perdiera su posibilidad de vivir a plenitud. Entonces la muerte apareció para solucionar el problema de la inmoralidad que habría de presentarse en los seres humanos, el mundo se llenó de enfermedad, y de violencia.

Dios fue tomando decisiones según las condiciones de vida que el mismo hombre iba adoptando; es decir, de acuerdo a las decisiones que la humanidad tomaba para habitar en la tierra.

El ideal divino es que cada ser humano viviera en armonía con  cada uno de sus semejantes a su alrededor, y que las familias que iban surgiendo en la tierra, fueran grandes o pequeñas, se prodigaran amor y respeto.

A esta manera de vivir, de convivir y de relacionarse, tanto con las demás personas como con las criaturas de orden inferior (los animales y plantas) y superior (con Dios, y los otros seres espirituales) es lo que se  llama “moralidad”.

Ahora,  dado  que el hombre caído en el pecado, y con libre  elección individual  de  ser, obediente a Dios  y a sus padres, no siempre eligió vivir de una manera correcta; se ocasionó en el mundo diversas formas de vivir, lo que hoy llamamos “culturas” o “Filosofías de vida”.  ¿Y cual sería la “cultura” ideal?

Dios mismo, dio a conocer sus principios. Inspiró a muchos hombres y mujeres a escribir acerca de la manera correcta de vivir de acuerdo a cada circunstancia de la vida. Eligió personas y familias enteras para que vivieran de una manera correcta y de este modo enseñaran al mundo una “moralidad celestial”. En una metáfora explicó su anhelo de intervenir en la culturización moral de la humanidad, bajo el símbolo de un viñedo.

 

ACTIVIDAD  N° 91-1

ASIGNACIÓN PARA LA CLASE

Busca en la Biblia (Isaías 5. 1-7; San Mateo 21. 33-46)) las metáforas de la Viña, y escríbelas en tu cuaderno.

Busca las instrucciones que Jesús dio acerca de “La Vid verdadera”  en san Juan 15. 1-17. Y Escríbelas.

 

La Vid Verdadera en el Antiguo testamento:

Desde los días en que Adán pecó, Dios usó a hombres y mujeres que hicieron el bien para acercar a la humanidad a una vivencia moral. En los tiempos  primitivos usó a los Sethitas para enseñar sus principios. Aunque el trabajo y la vida de ellos, fue ejemplar, la maldad   aumentó   hasta  colmar  la  paciencia  de Dios, pues los clanes familiares de la descendencia de Caín llenaron la tierra de impiedad; por lo tanto fueron eliminados estos clanes familiares, en un cataclismo que inundó la tierra conocido como “El Diluvio”.

La familia elegida para repoblar la tierra, fue la de Noé, pero nuevamente no todas las personas vivieron moralmente, y volvió a proliferar la maldad, Dios trabajó en el corazón de los semitas, quienes tuvieron a Bien consagrarse a Dios y vivir moralmente, enseñando los principios del bien.

De este modo podemos notar que al comienzo de la humanidad la familia era la encargada de la enseñanza de la religión. Sobre los padres y abuelos recaía la responsabilidad de guiar a los hijos y de enseñarles todo lo referente a la salvación.

“La vida moral ha tenido su contraparte en el mundo, la inmoralidad”.

Después del diluvio los hombres se hicieron una ciudad donde pudieran vivir  sin temores moralistas, edificaron una torre de gran tamaño capaz de albergar a las familias más ricas de la tierra, allí vivieron con lujos exagerados y dieron rienda suelta a sus placeres. Dios tuvo que intervenir para que las familias fieles no se desalentaran por el mal creciente. Dios intervino en la sociedad haciendo que surgieran nuevos idiomas, y de este modo diversos países, con  diversas culturas.  

De entre los semitas eligió a Abraham, para hacer de éste una nación moral, una nación fiel a Dios y próspera,  de tal modo que fuera la noticia permanente para los demás pueblos del mundo. Así los pueblos estarían pendientes de lo que pasara con el pueblo elegido, y tendrían la oportunidad de reflexionar al comparar el estilo de vida moral, con sus costumbres impías.

Los planes de Dios, estuvieron estorbados por muchos años; desde el llamamiento de Abraham hasta la conformación final de su pueblo pasaron unos siete  siglos, con innumerables sucesos, entre los cuales se destacan los milagros de engendramientos sobrenaturales en las familias hebreas: como el de Isaac, y el de José. La hazaña de la madre de Moisés, que  con fe lo puso en una barquilla en la orilla del Nilo, lo que terminó en que, al igual que José, llegara a vivir en la corte del Faraón.   Las plagas sobre Egipto demostraron que Dios tiene el control sobre la naturaleza, y el portentoso cruce del mar Rojo hace pensar en el gran amor de Dios por su nación escogida, “Israel”.

“Israel” fue entonces la nación organizada para ser ejemplo de la vida moral, la nación modelo de una sociedad sin pecado que en el futuro habitará la patria celestial.

Fue sacada de Egipto para vivir en un territorio libre de maldad, ¿Dónde encontrar ese territorio? No lo había. Pero  Dios  le había prometido al patriarca   Abraham, “A tu descendencia le daré esta tierra”, refiriéndose  a  la región de los cananeos (Génesis 12: 6-7), donde el patriarca hizo el primer holocausto al Señor.

Al salir el pueblo de Israel de las tierras de los egipcios, fue llevado por un sendero difícil hacia la región prometida, bajo pruebas y acontecimientos inolvidables. La bendición de Dios era con ellos, y atravesaron los desiertos y las montañas bajo la protección de Dios.

Demostrándole a las sociedades circunvecinas por donde pasaban, que en verdad Israel tenía un Dios vivo, real, activo y poderoso, a tal punto que los muchos  países temblaron de terror ante el paso de Israel. Los pueblos paganos que se negaron a dejarlo cruzar, fueron vencidos y borrados del mapa político de entonces. Israel llegó a la frontera de su patria, a las puertas de la herencia prometida al patriarca que dio origen a su linaje; los hijos de Israel debían tomar posesión de ella, pero antes con valor debían desalojar la tierra, no debía quedar ni una sola persona impía que no hubiese atravesado el desierto y sentido el favor y el poder de Dios. No podía vivir en aquella patria alguien que no conociese de primera mano las leyes de Dios. Y tuviese una comprensión del significado de sus rituales. Sólo de este modo se garantizaría una vida moral entre los israelitas. Por tal motivo la orden a Josué, fue: 

“No perdones la vida de ningún hombre, ni tan siquiera de las mujeres y los niños”

La orden dada con anticipación no se cumplió a cabalidad, y esta fue la razón por la cual el pueblo israelita desde el mismo comienzo de su vida nacional, no pudo  solidificar  una vida moral a la altura de las expectativas de Dios. No obstante, Dios persistió en instruirles y darles oportunidades de fortalecerse como nación, tratando  de  que  prepararan  al  mundo  para  la venida del Redentor de la humanidad.

ELEMENTOS BASICOS DE LA RELIGION HEBREA

A pesar de que Israel cometió el error de no desalojar totalmente la tierra prometida, Dios continuó su plan de mostrarle al mundo sus planes de salvación a través de Israel. Y se propuso llenar de su gloria y de su poder a las familias hebreas que se lo permitieran, con la decisión de que de una familia israelita habría de nacer el Mesías. Por ello insistió en la formación moral de su pueblo, e hizo todo lo que debía hacerse para que los frutos espirituales de su pueblo se dieran a conocer al mundo entero. Para ello, se establecieron los rituales del santuario, las fechas de las fiestas religiosas, y todas las especificaciones relativas a la liturgia y el sacerdocio.

a.    La Religión Hebrea debía centrar sus oficios en un único Santuario.

El santuario de Israel era un templo móvil, construido en el valle en el que acamparon los israelitas para recibir la ley de Dios. Fue hecho según las especificaciones dadas por Dios a moisés, en la cumbre del Sinaí. Este santuario fue llevado a la tierra prometida, y ubicado en la ciudad de Silo, y ministrado por los sacerdotes descendientes de Aarón, el primer sumo sacerdote que hubo en Israel.

El  santuario se instaló en la ciudad de Silo debido a que era un sitio central de la nación, todas las personas podrían llegar fácilmente a esta ciudad de la tribu de Efraín; de modo que se puede decir que la primera capital de la nación fue esa ciudad. Y el primer sumo sacerdote que ministró en  la tierra prometida se llamó Elí.  

¿Pero que se hacía en el Santuario?

El Santuario era el centro de la nación, allí residía el mismísimo Dios, y el pueblo de Israel se presentaba ante su majestuosa presencia en varias ocasiones en el año.  Se presentaban todos aquellos que comprendían que a causa de su propia pecaminosidad, el Salvador del mundo habría de padecer la muerte. Iban hasta Silo  en busca de perdón, se acercaban al Santuario a ofrendar sus corazones a Dios, arrepentidos de sus errores, y como muestra de agradecimiento por la ofrenda que  Dios daría al morir en nuestro lugar,  llevaban ofrendas  que representaban el sacrificio futuro del redentor del mundo. Aceptando su culpabilidad y necesidad de ser rescatados de la muerte condenatoria.

El Santuario, además de ser la residencia de Dios, era un lugar  donde se oficiaban  varios tipos de rituales, para ello contaba con tres compartimentos.  El primero el atrio, donde estaba ubicado el altar del sacrificio. En este altar se inmolaban las ofrendas animales  representativas del futuro Redentor. En el atrio había también un lavacro, es decir; una especie de fuente que debía contener agua para lavarse las manos.  El agua llegó a ser símbolo también del perdón de los pecados de la humanidad.  

ACTIVIDAD  N° 91-2

Investiga en varias páginas de internet, cuáles eran las festividades hebreas, y como se celebraban, explica además como prefiguraban a Jesucristo  y su obra salvífica, y como se relacionaban con la moralidad.

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El sistema litúrgico del Santuario fue un elemento invaluable en la preparación del pueblo de Dios para comprender la salvación y meditar en asuntos de elevado valor espiritual, como lo son: el amor de Dios por la raza humana, la santidad con la que viven los demás seres racionales del universo, y el llamado a cada ser humano a vivir una alta moralidad social.

Por tal motivo el santuario llegó a ser comparado, en la parábola de la viña, con una torre desde la cual se garantizaba la seguridad  al viñedo. El Santuario en sí mismo, con la presencia de Dios en su interior, aseguraba a los hebreos que Dios les rescataría  del estado de degradación en el cual el ser humano se encuentra desde que pecó en el jardín del Edén. Que el proceso de la obra de la salvación no dejaría de cumplirse, nada ni nadie impedirá que Dios salve a la humanidad.

Dentro del Santuario fueron  colocadas las dos tabletas de piedra en las cuales Dios mismo escribió los Diez Mandamientos, estos mandatos fueron comparados con una cerca, que nos impide salir al inseguro mundo de los placeres. Así como la cerca de un viñedo hace reconocer cuál es el terreno propio, familiar y  correspondiente a la labor del viñador,  así también la ley moral nos hace reconocer cual es el comportamiento adecuado y familiar del reino de los cielos, correspondiente a la obra santificadora de Dios en las vidas humanas.

En el siguiente cuadro podrás ver mejor como cada uno de los Diez Mandamientos nos invita a permanecer dentro del círculo del pueblo de Dios.

a.    El Sacerdocio hebreo.

Otro de los elementos importantes dentro del sistema religioso del pueblo de Dios, fue el sacerdocio. Este cargo estaba destinado sólo para los descendientes de Aarón, el primer sacerdote que Dios eligió cuando sacó a su pueblo de la esclavitud en Egipto.

El sumo sacerdote debía garantizar el funcionamiento del Santuario, la instrucción religiosa del pueblo a través de los ancianos y los primogénitos de las familias hebreas, y además ser un hombre tan cercano a Dios que pudiera consultarle cualquier inquietud que  surgiera en el pueblo, personalmente.

Los sumos sacerdotes que servían delante de Dios eran dedicados a su santo oficio mediante un rito sagrado. Usaban un pectoral adornado con piedras preciosas de diferentes materiales, los mismos que constituyen los doce fundamentos de la ciudad de Dios. Sobre el pectoral se encontraban los nombres de las doce tribus de Israel, grabados en piedras preciosas engarzadas con oro. Era una prenda muy rica y hermosa, suspendida de los hombros de los sacerdotes, y que les cubría el pecho.

A la derecha y a la izquierda del pectoral se veían dos piedras más grandes, que brillaban con mucho resplandor. Cuando los jueces tenían que tratar a asuntos difíciles, que no podían decidir por sí mismos, se los enviaban a los sacerdotes, quienes consultaban a Dios y el Señor respondía. Si su veredicto era favorable, y  si  quería  concederles  buen éxito,  un halo  de  luz  y gloria reposaba especialmente sobre la piedra preciosa ubicada a la derecha. Si en cambio desaprobaba el asunto, una especie de vapor o nube parecía cubrir la piedra preciosa de la izquierda. Cuando consultaban a Dios con respecto a una batalla, si la piedra preciosa de la derecha quedaba envuelta en luz, quería decir: "Vayan, y sean prosperados". Si en cambio la piedra de la izquierda se envolvía en una nube, quería decir: "No vayan, no van a prosperar".

Cuando el sumo sacerdote entraba en el lugar santísimo una vez al año, para ejercer su ministerio delante del arca en la abrumadora presencia de Dios, consultaba al Señor, y éste a menudo respondía con voz audible. Cuando no lo hacía de viva voz, los sagrados rayos de su gloria descansaban sobre el querubín que se encontraba al lado derecho del arca, en señal de aprobación o favor. Si rechazaba el requerimiento, una nube envolvía al querubín de la izquierda.

c.    Un tiempo Sagrado.

Al salir de Egipto, el pueblo de Israel debía recuperar algunas de las realidades creadas por Dios, y que se habían perdido desde hacía mucho tiempo. Una de ellas era libertad para adorar a Dios, para vivir en familia  y para regocijarse estudiando cada una de las cosas creadas por Dios.

En la creación, Dios creó algo que no se puede ver, pero que se puede sentir y vivir. Un día sagrado. El  Séptimo día de cada semana.  Fue establecido como un tiempo sagrado, es decir, un tiempo que se ha de usar de manera  diferente, a  la forma  como  usamos los demás días de la semana. Debe ser un día para compartir con la familia, un tiempo para que las personas que aman a Dios,  y que se proponen vivir una vida moral, se encuentren para adorar al Dios que nos dio la vida, y que nos ha prometido restaurarnos, y devolvernos la dignidad que el pecado ha estropeado.

Dios ordenó que este día fuera observado nuevamente  por su pueblo, no debía descuidarse algo que Él creó con tanto amor para beneficio del hombre, y para que se tuviese el tiempo en el que se puedan robustecer los lazos de amor entre sus criaturas, pero especialmente entre Dios y los hombres. Por ello, al dar los Diez Mandamientos, Dios colocó esta orden justo en el centro de su Decálogo, indicando el lazo que nos une como seres racionales y sentimentales, como Él mismo lo es.

El cuarto Mandamiento fue vital en la religión hebrea porque significa relación con Dios en un verdadero marco de comprensión de que somos criaturas. Es decir, bajo la  aceptación de que somos nosotros quienes nos beneficiamos de Él, y no lo contrario. Él es quien nos  da la vida, y la bendice. Él debe ser adorado como Dios, y nada debe interponerse en esta relación primordial, de lo contrario, estaríamos dándole más importancia a lo que se interpone, que a Él.

Los dos primeros mandamientos pronunciados por Dios atacan la idolatría, porque ésta, al ser practicada, induce al hombre a sumirse muchísimo en el pecado y la rebeldía, y resultaría con el tiempo en la ofrenda de sacrificios humanos. El Señor quería proteger a su pueblo para que ni se acercara a tales abominaciones. 

Los cuatro primeros mandamientos se dieron para mostrar al hombre cuáles son sus deberes hacia el Altísimo. El cuarto es el eslabón que une al gran Dios con el hombre. El sábado fue dado especialmente en beneficio del hombre y para honra del Señor. Los seis últimos preceptos señalan el deber del hombre hacia sus semejantes.

El sábado había de ser una señal entre Dios y su pueblo para siempre. De esta manera se manifestaría la señal: todos los que guardaran el sábado pondrían de manifiesto mediante esa enseñanza que eran adoradores del Dios viviente, Creador de los cielos y la tierra. El sábado sería una señal entre el Señor y su pueblo mientras hubiera gente sobre la tierra que le sirviese.

LA VIÑA DEL SEÑOR NO PRODUJO FRUTOS DULCES

Con todo, y tantos esfuerzos de parte de Dios por hacer de Israel una nación Santa, Justa y buena, no se logró hacer de ella un modelo que atrajera a las demás naciones a una verdadera adoración.  A dejar la idolatría para vivir una moralidad que le regresara de nuevo a formar parte del universo inmaculado de Dios.

Solo se dieron frutos individuales, o en algunas familias,  que afortunadamente se dejaron guiar por el Espíritu de Dios, y fueron quienes, como un hilo de oro llevaron el linaje de Abraham, atravesando la historia humana hasta la venida del Mesías. Y desde allí en adelante, fue Jesucristo una revelación más adecuada de Dios y de la vida moral.

LA MORAL SE ESTABLECE AL CONTEMPLAR A JESUCRISTO

Jesús de Nazareth, vino a este mundo cuando la nación que Dios había formado del linaje de Abraham, había prácticamente desaparecido. Sus constantes fracasos políticos  los habían llevado a ver su religión como una gema de prestigio y no estaban dispuestos a compartirla con los “gentiles”. Así llamaban a los extranjeros. En lugar de ser una bendición para todos los pueblos, como era el plan divino, se enorgullecían de tener la luz dada por Dios en las innumerables ocasiones en las cuales les habló, y les ayudó, exaltándolos por encima de las demás naciones de la tierra.

Los sacerdotes hebreos, se habían vuelto personas muy jactanciosas de su cargo, y  en lugar de ser guías del pueblo se habían encargado de crear serias confusiones de tipo espiritual. Distorsionando la verdad, enseñaban al pueblo a considerar las diversas leyes como el  medio de salvarse, sin explicar el verdadero  sentido que tenían los rituales. Aprovecharon lo religioso para llenar sus casas de lujos, convirtiéndose en traficantes con las ofrendas del templo. 

Pervirtieron el sacerdocio, y las fiestas solemnes, y de igual modo dieron un significado lúgubre y casi que opresivo a las horas sagradas del Sábado.

En este escenario llega Jesucristo al mundo, a enderezar los caminos torcidos, a reescribir los conceptos de la salvación, a establecer un orden verdadero de prioridades en medio de la nación Judía. La escala de valores de los hijos descendientes de Abraham debía cambiar.

En lugar de verse a sí mismos como privilegiados por Dios, debían ver a los gentiles como seres de suma importancia, a quienes debían extenderles la invitación a aceptar la salvación ofrecida por Dios desde el comienzo mismo de los tiempos.

Por ello Jesús de Nazareth causó conmoción en medio de su nación, no se comportaba como un judío normal. Y se atrevía a declarar conceptos que iban en contra de las enseñanzas de los sacerdotes que lideraban la nación. 

 

ACTIVIDAD  N° 91-3

 

1.    Investiga cuales de las enseñanzas judías fueron contrariadas por Jesús de Nazareth durante su ministerio.

2.    ¿Cómo reaccionaron los líderes religiosos ante semejantes desafíos que ponía Jesucristo a su vida?

3.    ¿Cuál fue la principal enseñanza de Jesucristo relativa a la moral del ser humano?

4.    ¿Cuál fue la razón por la cual Jesucristo fue crucificado?

5.    ¿Qué dudas quisieras despejar en torno al tema de la salvación y de la vida moral?

 

El HOMBRE ESTA LLAMADO A SER  MORAL

En la actualidad, la mayoría de las personas, en la sociedad moderna, ignora las enseñanzas de Jesucristo. Ignoran su obra en favor de la salvación del hombre, su modelo de moralidad. Muchos estamos conformados con una religión al estilo de los sacerdotes judíos, quienes fueron educados en una escuela a la que se le denominaba: “La escuela de los Fariseos”.

Nos parecemos mucho a ellos, porque pretendemos ser obedientes a Dios, cuando en realidad estamos haciendo nuestra propia voluntad, siguiendo nuestras inclinaciones humanas, y dejándonos llevar por nuestras propias concepciones. Busca complacernos, más que complacer a Dios, o tan sólo pensar en las demás personas a quienes sí podemos ver.

Se requiere un cambio, el ser humano es un ser moral por naturaleza, pero la guerra milenaria entre el bien y el mal lo ha cauterizado, nos ha transformado, y nos ha impedido  acercarnos a Dios.

Necesitamos recobrar la moralidad, permitirle a Dios obrar en nuestras vidas para hacernos aptos de vivir en la sociedad santa, justa y buena del reino de los cielos. Esto se logra cuando se contempla a Jesucristo y se estudia  su carácter y su labor en medio de los hombres, en su paso por esta tierra pecaminosa.

No desperdiciemos la vida, la oportunidad de ser nuevamente tocados por la mano de Dios, esa misma mano que le dio forma a nuestro cuerpo, cuando creó a Adán, cuando hizo a la bella Eva.

 

APOLOGIA  DE  LA  MORAL  CRISTIANA

“Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido”.

                                                                                      San  Mateo. 5: 18.

Cuando Cristo inició su campaña, Satanás le salió al encuentro y le disputó cada centímetro de terreno, ejerciendo al máximo su poder para vencerlo. Muchas cosas estaban implicadas en ese conflicto. Intereses vitales estaban en juego. Los interrogantes que había que responder eran: "¿Es imperfecta la ley de Dios y es necesario enmendarla o abrogarla? O, en cambio, ¿es inmutable? ¿Es estable el gobierno de Dios, o necesita algunas rectificaciones?"

Desde el pesebre hasta la cruz Satanás persiguió al Hijo de Dios. Las tentaciones se acumularon sobre él como una tempestad. Pero cuanto más fiero era el conflicto más se familiarizaba con las tentaciones que asedian a los hombres, y más preparado estaba para socorrer a los tentados.

La dureza de la prueba por la cual tuvo que pasar Cristo guardaba proporción con el objeto que había que ganar o perder mediante su éxito o su fracaso. No estaba en juego sólo el interés de un mundo. Este planeta era el campo de batalla, pero todos los mundos que Dios ha creado se verían afectados por el resultado del conflicto... Satanás trató de causar la impresión de que estaba trabajando por la libertad del universo. Incluso cuando Cristo estaba en la cruz, el enemigo decidió imprimir a sus argumentos tal alteración, tanto engaño, un carácter tan insidioso, que todos se convencieran de que la ley de Dios es tiránica. El mismo trazó todo plan, ideó todo mal, encendió toda mente para causar aflicción a Cristo. El mismo instigó las falsas acusaciones que se lanzaron contra Aquel que sólo había obrado el bien. El mismo inspiró los crueles actos que añadieron sufrimientos al puro, santo e inocente Hijo de Dios.

Que nadie tenga dudas de que la moral que Dios ha dado a conocer en su santa ley, es la máxima forma de vivir felizmente, por esto murió nuestro Señor, para ratificar su ley, y darnos su ejemplo d vida, su salvación.

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